El control de la mente, ser dueño de la misma en lugar de ser su sirviente, se ha demostrado como la llave de la cofradía que contiene el Santo Grial de la felicidad.
Lo que cada uno pensamos acerca de nosotros mismos, de los que nos rodean y del mundo acaba convirtiéndose con mucha frecuencia en una profecía autocumplida.
Proyectamos en el exterior nuestro mundo interior y la imagen que recibimos no es más que un reflejo de nuestra propia imagen. […]
[…] Creemos ver el mundo tal y como es y en realidad lo que vemos es al hombre del espejo y la versión del mundo que él ha creado en su propia cabeza.
Alcanzar la felicidad cuesta y requiere de un esfuerzo persistente. Alcanzar el manjar de los manjares supone luchar a brazo partido contra la corriente que sigue el cauce natural de la mente...
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